Cuando una empresa se plantea desarrollar la Inteligencia Emocional en su organización, algo importante está cambiando dentro de ella. Probablemente, sus máximos responsables se han dado cuenta de que cuando la gente está a gusto, la productividad se dispara… y la cuenta de resultados de la empresa también.
El término ‘felicidad’ puede resultar muy ‘flower power’ cuando se habla de él en el entorno empresarial. Y, sin embargo, cada vez está adquiriendo más poder, cada vez está más presente en el mundo de las organizaciones y en las nuevas tendencias de la dirección empresarial.
Harvard ya tomó nota de ello hace tiempo y comenzó a impartir un curso sobre ‘el aprendizaje de la felicidad’ que ya cuenta con más de 14 ediciones anualmente. Cuando la escuela que forma a los financieros más importantes del mundo se toma la molestia de aprender sobre felicidad, todas las PYMEs del planeta deben comenzar a plantearse cómo hacer más felices a sus colaboradores.
Pero ¿qué pasa si tu empresa no se hace cargo de que seas más feliz? ¿Qué está en tu mano hacer para ser más feliz en tu día a día profesional?
Mientras trabajo en el desarrollo de la Inteligencia Emocional en las organizaciones, observo cuáles son los elementos comunes en todos los procesos de cambiar el ‘mal rollo’ por la felicidad. Y, me doy cuenta de que cuando cambia la forma de mirar las cosas y ello provoca un cambio de actitud, la felicidad en el día a día aparece con mayor facilidad.
Te dejo aquí el decálogo que te puede convertir en la envidia de tus compañeros por ir feliz todos los días a trabajar.
Tanto si acabas de llegar, como si ya llevas tiempo en tu puesto de trabajo, amplía tu perspectiva y mira a tu entorno con una mirada diferente. Busca comprender por qué las cosas se hacen como se hacen y no de otra manera; por qué el estilo de tu empresa es ese y no otro. Quizá al encontrar elementos que antes desconocías, el puzzle se completa en tu cabeza. Probablemente esa observación más allá de lo superficial te permita entender el por qué de muchas cosas, independientemente de si estás de acuerdo o no.
Las personas tendemos a opinar con mucha facilidad sin tener la información completa y eso provoca un sinfín de interpretaciones desacertadas y malos entendidos.
Explora y observa… y el mundo que te rodea se tornará de otro color.
Es necesario hacer una reflexión interna y descubrir cuáles son nuestros principales valores y cuáles son los valores que anidan en nuestra organización.
Es importantísimo que nuestros valores estén alineados con los de la organización en la que trabajamos. Cuando los valores divergen, el conflicto interno aparece. Con seguridad nos vamos a sentir obligados, en ocasiones, a actuar de manera confrontada con nuestros valores y eso no le va a gustar a nuestro inconsciente e, indudablemente, va a protestar en forma de fricción interna que nos provoca un malestar.
Cuando trabajamos con los valores alineados, tanto la comunicación, como los comportamientos fluyen con mayor facilidad en los equipos. Por tanto, existirán menos conflictos y viviremos nuestro día a día profesional de manera más relajada y más productiva.
Que los valores estén alineados no está reñido con la heterogeneidad de los equipos, que es muy potenciadora para la evolución y el crecimiento de una empresa. Pueden existir (y de hecho es lo que mejor funciona) equipos heterogéneos con alineación en valores. Esto permite interesantes debates desde diferentes puntos de vista que enriquecen enormemente a la organización.
La autocrítica es positiva cuando se trata de una reflexión constructiva. El ejercicio de autocrítica no consiste sólo en analizar las limitaciones que creamos tener, sino también las potencialidades, aquellos aspectos que son fortalezas en nosotros y que nos permiten conseguir retos con mayor facilidad.
Cuando somos capaces de realizar una buena autocrítica, ganamos en seguridad y en objetividad y dejamos de personalizar, un aspecto que provoca muchos conflictos en las organizaciones porque las personas tendemos a interpretar, en ocasiones, que cuestiones que se dicen para mejorar o para avanzar, son un ataque personal contra uno.
A mayor conocimiento de uno mismo, mejor relación se tiene con el exterior, con otras personas y en diversas circunstancias.
Independientemente de que la empresa en la que trabajamos pueda o quiera llevar a cabo su labor social interna de desarrollar el talento de sus colaboradores, cada uno de nosotros también tenemos una responsabilidad para con nosotros mismos: reciclarnos, formarnos, hacernos mejores profesionales cada vez.
El talento puede estar oculto o aflorar. Tú decides lo que quieres hacer con él. Cuando el talento aflora, el trabajo es más fluido. Cuando lo mantenemos oculto, no nos sentimos del todo bien.
Todo el mundo tiene talento, incluso aquellos que piensen que no lo tienen. La cuestión es descubrirlo y ponerse en marcha para desarrollarlo.
Busca aquello que te puede mejorar profesionalmente y pídele a tu empresa que te ayude a conseguirlo. En muchas ocasiones descubrirás que tienes el apoyo de tus jefes para convertirte en una persona más eficiente y más implicada en el proyecto global.
La humildad puede que sea la virtud que más felices nos puede hacer. La humildad te permite saber, exactamente, adónde puedes llegar y pedir ayuda a los demás allá donde te sientas inseguro.
Asimismo, la humildad te permite ayudar a los demás cuando lo necesitan y colaborar aportando ideas o teniendo iniciativas para mejorar lo que ya está en marcha.
Si no cuentas a nadie aquellas cosas que para ti son importantes, es difícil que los demás lo puedan conocer, sobre todo tus responsables o tus jefes.
Cuando transmites a los demás lo que realmente te motiva, las cosas que para ti son importantes, surgen más oportunidades de que los demás las tengan en cuenta para ofrecerte hacer cosas alineadas con esas motivaciones.
Descubrir cuáles son las cosas que más te apasionan dentro de tu trabajo, te permitirán vivir el día a día profesional de una manera más feliz.
Formarte para conseguir eso que tanto te gusta hacer es una obligación para contigo mismo. Porque cuando lo hagas, descubrirás que es mucho más enriquecedor trabajar en aquello que te hace feliz. Y valorarás muy positivamente el esfuerzo realizado hasta llegar a conseguir lo que deseas.
Nadie tiene la obligación de ayudarte a hacer nada. Pero todos somos capaces de ayudar a los demás y, de hecho, ayudar es una de las cosas que más felices hacen a las personas.
Cuando sabemos pedir ayuda, la respuesta que nos vamos a encontrar es muy positiva siempre. La cuestión no está en exigir las cosas, sino en saber pedirlas.
Y saber pedir ayuda, te permitirá desarrollarte mejor en tu trabajo, ser más eficaz y, además, hacerlo con mejor humor y con mejor actitud.
Los éxitos, cuando se producen, deben celebrarse. Pero también debemos aprender a reflexionar sobre los fracasos. Debemos analizar por qué se han producido y qué deberíamos haber cambiado para que no se vuelva a producir el mismo error.
Equivócate, pero equivócate cada vez mejor.
Aprender de los fracasos es muy estimulante porque te ayuda a ser mejor persona y/o mejor profesional. En algunas culturas, el error se valora muy positivamente, puesto que significa que ya has tenido experiencias que te han hecho aprender mucho.
Si después de reflexionar sobre todo lo anterior, no hacemos nada, habremos perdido el tiempo. La acción es imprescindible para poder ser más felices en nuestro trabajo.
Si seguimos haciendo las mismas cosas de siempre, obtendremos los mismos resultados de siempre.
Ahora es el momento se sacar a pasear la perseverancia para que nos ayude a iniciar el camino del cambio hacia convertirnos en personas más felices en nuestro día a día profesional.
A lo largo de los años, he observado cómo personas que han decidido actuar, ponerse en marcha y cambiar algunas cosas de su interior, han conseguido una vida profesional mucho más placentera, aún permaneciendo en el mismo trabajo, con las mismas condiciones, los mismos compañeros y el mismo jefe.
Y a otros, el hecho de ponerse en marcha y actuar, les ha dado la fuerza y seguridad suficientes para buscar mejores opciones profesionales y encontrarlas!!
Puedes seguir en el lugar en dónde estás o ponerte en marcha para conseguir ser más feliz… ¿Qué eliges hacer?
DESATA TU POTENCIAL es una asociación sin ánimo de lucro y entidad de voluntariado creada y compuesta por un grupo de personas comprometidas con el desarrollo integral del potencial humano, especialmente de los jóvenes y adolescentes