Poco es tanto…

Se dice que no es lo que te pasa, sino lo que haces con lo que te pasa. Un agregado a esta expresión viene a dar un valor añadido a propósito de la amistad: “es quien pasa junto a ti lo que te pasa”.

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La amistad es una relación atemporal e incondicional, alimentada por un nexo ineludible.

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El célebre Kurt Cobain afirmaba que “el auténtico amigo es el que sabe todo sobre ti y sigue siendo tu amigo”, refiriéndose a una amistad que se caracteriza como aquella relación atemporal, completamente incondicional, alimentada por un nexo ineludible que perdura más allá de las épocas, las circunstancias y la edad. Fácilmente reconocible, la amistad siempre sembrará una sonrisa allá donde te encuentres, sin motivo aparente ni voluntad alguna; rara vez hay que nombrarla para atestiguar el vínculo que hace por mantenerte en contacto, por buscar nuevas cosas que hacer en común o, simplemente, por compartir cualquier chascarrillo en primera persona.

Se dice que la amistad se demuestra en los momentos difíciles, en los crudos e incómodos, pero se forja en las aventuras, en los aprendizajes, en las letanías insípidas del aburrimiento como reflejo que muestra el camino a seguir que merece la pena. En ocasiones es en un mal momento cuando se reconoce la amistad de los que siempre estuvieron allí; también en esas mismas situaciones se reconocen los amigos de cartón piedra que no sirven más que para prender la falla ideal en la que se había convertido vivir.

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Poco es tanto... amistad

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Es muy sencillo ser consciente de si una amistad es verdadera y resulta más reconocible por lo que carece que por lo que tiene. Así pues, una amistad verdadera carecerá de un interés o propósito que no sea el beneficio común, junto con el crecimiento como personas.  En ningún momento pondrá condiciones o requisitos para que así sea y, de igual manera, jamás traspasará los límites naturales que la misma concede. En ocasiones resulta complicado cuando de una parte se prevé un error y, precisamente, respetar el derecho a equivocarse es claro indicativo de amistad. Y cabe no abusar de este derecho para no desgastar el comodín más valioso del que se puede valer una persona tras un mal momento: esa mano tendida, ese silencio dispuesto a escuchar, ese consejo desinteresado, ese acompañamiento a ningún lugar… Todo eso que sólo te pasa con esa persona y que nadie más jamás conocerá.

En este año, en el que hubo un distanciamiento forzoso entre las personas, han ganado valor conceptos como la amistad, poniendo de relieve que, por mucha interacción electrónica que se pueda mantener, es ese vínculo emocional que surgió en persona lo que marca la diferencia. Aún no existe el ser humano que no haya hecho un amigo en su infancia; aún no existe quien no haya roto a reír a carcajadas junto con alguien que tampoco sabía de qué se reía; aún no existe quien no haga por hablar con al menos una persona en una fecha señalada; y de existir, es enfermedad.

En este año de la situación atípica del confinamiento se practicó la amistad en masa cuando personas desconocidas proveían de alimentos a transportistas valerosos, cuando empresarios sensibilizados alojaban a profesionales desplazados, cuando completos desconocidos ponían todo el empeño en levantar el ánimo de aquellos desconocidos que les rodeaban. Y el solo hecho de que alguien pretendiera el gesto de mejorar la vida de otra persona resultaba más que suficiente para hacer sonreír, para mejorar un grado la experiencia y sentar las bases para la felicidad. ¡Eso es amistad!

Conocidos o amigos, hay quien se plantea este dilema cuya conclusión es muy sencilla: depende del tiempo que le dediques. Ahora mismo estarás reconociendo que hay una persona a la que acudes y siempre encuentras, una persona con la que posees más recuerdos, más experiencias y ganas de tener aún más, mucho más allá de la familia, mucho más allá de la pareja, mucho más allá de las personas que te rodean. Sólo esa persona sabe que poco es tanto cuando poco necesitas porque te conoce, porque siempre estará ahí, porque siempre hará un esfuerzo cuando se trata de ti. Esa familia que te elige, incluso conocedora de todos tus defectos, incluso consciente de todas tus carencias, te elige porque sí, porque ambos sois maestros para compartir esa aventura que es vivir.

Existen muchos experimentos científicos que vienen a argumentar qué características posee la amistad, pero tú ya tienes más que claro a quién escribir, llamar o, mejor aún, con quién quedar (siempre dentro de las condiciones actuales). 

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Tomás Sánchez Expósito
Miembro de la junta directiva de Desata tu Potencial

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