8 técnicas para ayudarte a relativizar tus problemas

Relativizar no significa olvidarte de tus problemas, sino que es darles la importancia que de verdad tienen. Un mismo suceso puede resultar un problema para una persona y no tener ninguna importancia para otra. Por ello decimos que los problemas no existen, simplemente son circunstancias a resolver y, a veces, nos preocupan demasiado. Debemos ocuparnos y no pre-ocuparnos.

Un proverbio chino que dice: Si tienes un problema que no tiene solución, ¿para qué te preocupas? Y, si tiene solución, ¿para qué te preocupas?

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La clave es que, en ocasiones, le damos una importancia exagerada a todos los “problemas”, no distinguimos lo importante de lo urgente o lo grave de lo banal. Vamos a seguir llamándole problemas a lo que son circunstancias a resolver, ya que la mayoría mundial así lo considera.

María Jesús Álava Reyes es la autora de un libro titulado “La inutilidad del sufrimiento”, en él nos cuenta que las personas no somos felices o infelices por lo que nos pasa sino por cómo nos tomamos la vida con lo que nos pasa.

Resulta que las emociones que gobiernan nuestras vidas vienen determinadas por nuestros pensamientos y son esos pensamientos, eso que nos contamos a nosotros mismos, los que nos hace sufrir o tener alegría, lo que nos hace enfurecernos o partirnos de risa. Nuestros pensamientos generan una emoción que provoca en nosotros una acción y obtenemos un resultado determinado. Si no nos gustan los resultados que estamos obteniendo, lo que tenemos que hacer es cambiar nuestros pensamientos. Bueno, todo esto lo explico mucho mejor en mi próximo libro “Vivir desde el Amor” que saldrá a la venta el próximo 13 de septiembre.

Si son importantes los pensamientos, no lo es menos nuestra actitud, de ella va a depender nuestra manera de relativizar o no. Relativizar no quiere decir “pasar de todo”, relativizar es darle a las cosas la verdadera importancia que tienen. Ya que podemos pensar que es nuestro entorno el que nos condiciona y convertirnos en víctimas del sistema o buscar ser los protagonistas de nuestra vida sintiéndonos  responsables de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos.

A continuación te muestro algunas de las técnicas que te pueden ayudar a relativizar y así poder tomar mejores decisiones:

  1. Piensa en qué le dirías a tu mejor amigo si tuviera el mismo problema.

Cuando es algo tuyo, generalmente,  piensas que es algo muy urgente y que no puede esperar. Cuando piensas que el problema es de tu amigo puedes decidir qué le recomendarías y solucionarlo más rápido. Piensa que tú eres tu mejor amigo y aplícatelo. Verlo desde otra perspectiva te hace tomar distancia.

  1. Para y respira.

El aire que respiras es el bien más preciado que tienes en la vida, prueba a estar solo cinco minutos sin respirar y verás qué pasa. Sin embargo piensas que todos tus problemas son lo más importante en la vida y quieres solucionarlos a toda costa. No te dejan vivir. Y lo único que de verdad no te permite vivir es dejar de respirar. Párate, respira y piensa que eso es lo más importante. Después ya puedes pensar en tu situación a resolver.

  1. Imagina que estás enfermo.

Cuando estas enfermo no tienes ganas de nada, todos tus problemas se minimizan, ya no eres imprescindible para solucionar el problema, seguro que lo puedes delegar en alguien. Imagínate que estás en la cama con mucha fiebre y no te puedes mover. ¿Qué pensarías entonces sobre lo que te preocupa? No puedes hacer nada en ese momento ¿o sí?

  1. Date cuenta de lo pequeño que eres.

Toma conciencia de la grandeza del Universo y piensa que la Tierra ocupa una mínima parte de una de las miles de galaxias que existen. Tú eres una pequeña porción de la Tierra poblada por 7000 seres humanos y tu problema es insignificante comparándolo con el Universo. Aunque, como es tuyo, piensas que es muy grande.

  1. Piensa en qué es lo peor que podría pasar si no lo haces.

Cuando algo te de mucho miedo piensa en qué es lo peor que podría pasarte si no haces lo que tienes que hacer. Lo peor que te puede pasar es que te quedes como estás. Si no pasas a la acción nunca sabrás si era algo bueno para ti. Recuerda que siempre te lamentarás más por las cosas que no hiciste, que por las que hiciste. Si te da miedo hablar en público y no lo haces, nunca vas a perder el miedo, y nunca podrás demostrar a los demás todo lo que puedes enseñarles.

  1. Imagina que vives en una aldea de África.

Cuando tienes una preocupación con relación a la tecnología o algo relacionado con las cosas que tenemos en los países más avanzados, es importante que te imagines viviendo en el tercer mundo, en una aldea sin recursos en la que no tienes casi ni agua. Piensa que hay millones de personas que se levantan cada día sin saber qué van a comer ese día. Tú tienes agua cada vez que abres el grifo, piensa que hay en el planeta más de 700 millones de personas que no tienen acceso a ella.

  1. Piensa que sales de tu cuerpo.

Imagina por un momento que sales de tu cuerpo y puedes verte a ti mismo desde un plano superior, estás por encima de ti viendo la situación como si fueras un espectador. Ver la misma situación desde otra perspectiva te puede hacer ver el problema o la preocupación de otra manera y conseguir solucionarlo antes o quitarle la importancia que piensas que tiene. También puedes pensar que el problema lo tiene tu peor enemigo y así verlo desde otro punto de vista diferente.

  1. Qué pasaría si fueras a morir mañana.

Ésta es la técnica más dura de todas. Pensando así, imagino que dejarás de pensar en el problema que tanto  te preocupa. Date cuenta que centrarte en los problemas hace que desaproveches tu vida pre-ocupándote en lugar de ocupándote de ellos. En lugar de centrarte en el preocupación, céntrate en la solución, si la tiene, y si no la tiene haz que deje de ser un problema. Cuando piensas que es el último día de tu existencia, te centras en lo que de verdad importa.

Para mí, la forma más efectiva para relativizar es echarme unas risas con mis amigos, el sentido del humor te hace olvidarte del estrés, de la ansiedad o de las preocupaciones, además, es un buen antídoto para el enfado y la ira. Es un analgésico natural que, tomado en pequeñas dosis a lo largo de todo el día, hace que liberemos endorfinas que son los neurotransmisores responsables de la felicidad. Y, en grandes dosis, nos permite liberar emociones reprimidas y reducir el cortisol que es la hormona del estrés.

Por todo ello recuerda siempre tener pensamientos positivos que te van a provocar emociones positivas con las que mantendrás una actitud positiva para obtener los mejores resultados posibles. En Desata Tu Potencial, te podemos ayudar a ello.

Gerardo Romero Pozo
Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia. Experto en Coaching por la Universidad Camilo José Cela de Madrid. Executive Coach Certificado por la Escuela Europea de Coaching. miembro certificado de la Internacional Coach Federation. Emprendedor Coach CCE, por el Excellence Research Institute. Empresario y emprendedor, ha realizado su trayectoria profesional dirigiendo varias empresas de hostelería y el sector de servicios durante más de 30 años. Actualmente director en Gerardo Romero Coaching Positivo, psicólogo en la delegación de la Fundación Dr. Javier Berché para ayudar a niños con altas capacidades, facilitador coach en La Akademia Valencia ayudando a jóvenes a mejorar su desarrollo personal, voluntario y facilitador en Desata tu Potencial generando positividad entre los jóvenes. Coautor del libro “Emprender con Valor, 10 historias escritas desde el corazón”.

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